El optimizar el aprendizaje de una lengua extranjera, o de lenguas adicionales, es un reto social porque el saber lenguas puede convertirse en una herramienta de supervivencia o de calidad de vida de cualquier persona. Pero aprender una lengua es un proceso largo, que requiere de la responsabilidad del estudiante y de su motivación. La responsabilidad comienza cuando se toman decisiones. Sin la oportunidad de elegir y de crear, no nos podemos enfrentar las consecuencias de esas decisiones, Cuando nuestros estudiantes tienen la posibilidad de dialogar y tomar decisiones, es decir, cuando cooperan organizando, diseñando o creando un producto final que han de entregar, surge la responsabilidad, y el esfuerzo. En este taller exploraremos esa toma de decisiones de los estudiantes en una metodología orientada a la acción. El idioma, la cultura, el pensamiento y las emociones no pueden separarse. Aprender un nuevo idioma significa aprender otras formas de expresarse, de entender otro tipo de referencias culturales, de saber interactuar con los demás. Esto implica lidiar con la ambigüedad, trabajar con mentes flexibles, incidir en la tolerancia. El Volumen Complementario del Marco Común Europeo de referencias para las lenguas (2021) hace hincapié en la mediación educativa que precisamente refleja el enfoque constante de «comprender al otro» y de “saber hacerse entender”, es decir, de la empatía, del cómo ponerse en la piel de la otra persona.

Por ello, planteamos en este taller trabajar sobre la toma de decisiones de nuestros estudiantes, sobre sus capacidades socioemocionales, y lo haremos junto a actividades musicales. El resultado de este taller será la creación de una batería de propuestas interesantes de cómo nuestros aprendientes de ELE pueden colaborar en la creación de una sociedad más responsable y tolerante.